Es importante que los alumnos de Medicina Humana reconozcan los principios que darán razón y marcarán la diferencia en el trato con sus futuros pacientes, teniendo en cuenta su dignidad humana.
Por Vladimir Bustinza. 22 octubre, 2019.Desde hace muchos años y hasta el día de hoy existe la figura del médico de cabecera (tradicional y casi heroica) que estaba disponible, prácticamente, las 24 horas del día. No solo conocía a la familia sino las circunstancias en las que se desenvolvía cada uno de sus pacientes. Tal es así, que la historia clínica no estaba en el archivo, sino en la memoria.
Con el tiempo, y el auge de las especialidades médicas, esta figura de la salud dio lugar a otra: la del “médico funcionario”, disponible durante las horas que marca su contrato u horario y ante el que se reclama una interconsulta al especialista, una receta o se le planta cara cuando no accede a lo que se le pide, o se le demanda para obtener una indemnización por “mala práctica”.
Por ello, la amistad (definida por Cicerón como “Comunidad de ideas y sentimientos con benevolencia y afecto mutuos) o al menos disposición amigable, como afecto recíproco y desinteresado, la cumplirá más fácilmente el médico que el paciente, debido a que, por razones excusables, no se puede descartar el interés de este por recobrar la salud.
Sin embargo, no se descarta que el aprecio mutuo surja si el paciente nota el empeño del médico en curarlo o al menos aliviarlo. Esto, aunado a la promoción de la salud, es el fin primario de la actividad médica.
Por otro lado, se conoce el afán de estudio e investigación del médico: hará bien si respeta la intimidad, que es la actitud de preservar una determinada esfera de la vida de la persona frente a intromisiones ajenas y, asimismo, el derecho específico de confidencialidad. De acuerdo a este derecho, en las instituciones sanitarias, la información relacionada con los pacientes solo debe ser accesible para las personas autorizadas, especialmente de sala de archivos de historias clínicas, bases de datos, etc. Debe ser protegida, de modo que terceros no autorizados puedan acceder a ella.
Finalmente, es importante que los alumnos de Medicina Humana de la Universidad de Piura, desde los primeros años de formación, no solo adquieran conocimientos y habilidades técnicas sino que, dentro de la perspectiva humanística, reconozcan estos principios que darán razón y marcarán la diferencia en el trato con sus futuros pacientes, teniendo en cuenta que la dignidad humana no reside en ciertas cualidades humanas aisladas, sino en el ser como unidad indivisible.